Muchos fotógrafos tienden a limitar el tiempo de sus sesiones fotográficas a una o dos horas. Esto hace sentir al cliente presionado, esto no los deja relajarse y los pone nerviosos. Mis sesiones duran en promedio de 3 horas, lo que les da tiempo a mis clientes de relajarse, lo que tendrá un impacto favorable en el resultado. Como te sientas durante la sesión juega un rol muy importante en el resultado. Durante la sesión estoy hablando constantemente con los modelos para saber cómo se quieren ver en las fotos, me gusta crear pequeños escenarios y papeles para que los actúen. Esto realmente los ayuda a distraerlos de la cámara, olvidarse de eso y a actuar lo más natural posible. Mis clientes siempre quedan felices con mi trabajo porque encuentro la forma de darles justo lo que ellos deseaban.